Estamos ante la tercera entrega del "spin-off" de un film de terror. ¿Qué ayuda a que este film, en principio insalvable, nos deje un buen sabor de boca?...
Vamos por partes. Los dos films de "Expediente Warren" se han convertido, durante la última década, en el perfecto ejemplo de que el cine de terror puede llegar a ser magistral, huyendo de productos diseñados para un público adolescente poco exigente. Por lo tanto, la presencia de Patrick Wilson y Vera Farmiga en esta nueva entrega dignifica un film del que poco cabía esperar. Pero tampoco debo confundiros ni crear expectativas excesivamente altas ya que contar con los Warren eleva el interés del film, pero sigue a años luz de las dos obras antes citadas.
La tercera entrega de "Annabelle" carece de ese pulso narrativo, de esa impecable puesta en escena que no necesita de sustos innecesarios para aterrorizar, pero sin embargo cumple.
El film posee una atmósfera bien conseguida, donde el terror habita en cualquier plano pero sin llegar a saturar. Por momentos consigue que el espectador se vea inmerso en una pesadilla, algo necesario en el género, y es de agradecer que se tenga respeto a un espectador ávido de emociones fuertes, pero también inteligentes.
¿La mejor de esta trilogía creada a partir de "Expediente Warren?... sí, sin duda, pero dudo que la franquicia pueda ya dar mucho más de sí. Mientras continuaremos expectantes ante las nuevas andanzas de unos Warren que, a buen seguro, se reservarán lo mejor para el verano del próximo año.
Andrés Martín
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