¿MI ABUELO EL ESPÍA? TRAS LA HUELLA DE WILLIAM MARTIN - Exposiciones | Agenda de Guía de Cádiz

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¿MI ABUELO EL ESPÍA? TRAS LA HUELLA DE WILLIAM MARTIN

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Desde el 30 de enero y hasta el 15 de marzo de 2019 podrá visitarse en la Sala Kursala del Edificio Constitución 1812 de Cádiz la exposición “¿Mi abuelo el espía? Tras la huella de William Martin” de la fotógrafa María Clauss, basada en las experiencias personales de la autora y organizada por el Servicio de Extensión Universitaria del Vicerrectorado de Responsabilidad Social, Extensión Cultural y Servicios de la Universidad de Cádiz.

La artista es Licenciada en Ciencias de la Información, rama imagen y sonido y experta en técnicas de realización de documentales de televisión por la Universidad Complutense de Madrid. Co-coordinadora del proyecto editorial “Voces del Sur”. Promotora y Directora creativa de “Wofesthuelva”, una muestra de cine realizada por mujeres www.wofesthuelva.es. Su trabajo, además, se reconoce en libros como “Arte desde Andalucía hacia el siglo XXI “y en la guía de fotografía andaluza actual “Stand by”.

La exposición forma parte de un proyecto cultural y documental que la artista ha traducido en material fotográfico y visual que sigue el rastro de William Martin, con fotografías de los espacios clave de la Operación Carne Picada y con un recorrido por los álbumes familiares, cartas y objetos personales de la historia familiar de la artista. La muestra, además, cuenta con textos de Óscar Toro y consta de tres partes:

Una primera, “más personal”, en la que la fotógrafa hace una inmersión en la historia de su familia, en la que cuenta la biografía de su abuelo y cuestiona su papel durante el final de la II Guerra Mundial en Huelva. La autora es sobrina nieta de Adolfo Clauss y nieta de Luis Clauss, protagonistas ambos del acontecer de la II Guerra Mundial en Huelva e implicados en la Operación Carne Picada, conocida popularmente como la historia del hombre que nunca existió. Una operación determinante tanto para la Historia como para la familia de la autora. Ambos hombres nacieron en Huelva, pero siempre tuvieron la nacionalidad alemana de su padre Luis Clauss Roëde y aunque a la edad de 5 y 8 años fueron enviados a Alemania para estudiar en colegios de élite, volvieron a Huelva dieciochos años después. Justo cuando estaban allí, estalló la II Guerra Mundial.

La autora piensa con cierta lógica y así lo expresa en su obra, que el sentimiento patriota es el que les lleva a ambos a “colaborar” desde ese rincón del sur de la Península Ibérica. Su tío abuelo, Adolfo Clauss se integraría en la Abwehr (servicio de información del III Reich) y su abuelo Luís Clauss, asumiría las actividades oficiales del consulado alemán en Huelva.

Otra segunda, centrada en la figura de William Martin, el falso oficial que flotaba en el agua y portaba en sus bolsillos una documentación falsa para engañar al enemigo. Durante la II Guerra Mundial, el espionaje y el contraespionaje, fueron cruciales en el éxito o fracaso de numerosas operaciones y con la Operación Carne Picada se inició la caída de Italia en manos de las tropas aliadas. Esta estrategia fue creada y diseñada por el comandante Ewan Montagu y tenía como finalidad hacer llegar a manos alemanas documentación falsa sobre el punto exacto del desembarco de las fuerzas aliadas en Europa para así engañarlos. Para ello, se lanzó al agua un cadáver (algunos estudios sostienen que se trataba de un vagabundo) que apareció en la playa de Punta Umbría, Huelva y llevaba consigo documentación muy sensible, en la que se detallaban los planes aliados para invadir Grecia y Cerdeña en detrimento de Sicilia. Se le vistió con uniforme y se le dio una vida, poniendo en sus bolsillos tickets que daban a entender que había estado hacía poco en Londres, una carta de amor, en la que decía tener intención de casarse con su novia, documentación menor que servía para darle una identidad y verosimilitud al personaje pero que hicieron morder el anzuelo al enemigo.

Finalmente, en el tercer bloque, la autora hace protagonistas con un merecido reconocimiento, a todos aquellos que han mantenido viva la llama de la historia y la memoria de William Martin. Entre todos ellos, por poner un ejemplo, destacar a la británica Isabel Naylor, quien cada 11 de noviembre sigue llevando flores frescas a la tumba del hombre que nunca existió.

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