Tras más de dos meses de –cansina- promoción televisiva, por fin ha llegado a nuestras pantallas la última propuesta del siempre interesante Daniel Monzón tras el enorme éxito de la irregular “El niño” y la impactante –y magnífica- “Celda 211”. Pero no, aquí no hay ni rastro de la habilidad del director.
“Yucatán” es un indigesto cocktail de varios géneros que acaba provocando indiferencia. Ante todo pretende ser una comedia coral y disparatada, pero sazonada por situaciones y gags pasados de moda, más propios de las películas ochenteras de Mariano Ozores que de la presunta nueva comedia española. El film no divierte y solo deja de provocar irritación a ratos.
No parece que Monzón acabe de sentirse cómodo en este género, aunque en 2002 ya nos demostró que servía para la comedia en la infinitamente más divertida “El robo más grande jamás contado”. El problema radica en su intención de que un guión tan deficiente parezca sofisticado y eso termina por devorar al elenco actoral y las escasas opciones de que la propuesta funcionara.
Estamos ante un film impersonal, donde todo parece forzado y que traiciona los cánones del género. Una mancha en el buen currículum de un autor que, sin embargo, no debe ver mermado su crédito… pero la próxima vez que pruebe mejor con otro género.
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Crítica por Andrés Martín
