El británico Steve McQueen es, sin duda, uno de los realizadores más frescos e interesantes de la última década. Alguien que trató con tanta elegancia el sexo como parte de nuestros demonios internos en “Shame” o fue capaz de reinventar con “12 años de esclavitud” un tema tantas veces visitado en el séptimo arte era, sin duda, el perfecto candidato a revisar con ingenio y profundidad un género tan manido como el “thriller”.
Pero “Viudas”, basada en una miniserie británica de comienzos de los 80, es lo suficientemente inteligente como para ser encorsetada en un único género. El paseo por una magníficamente bien llevada acción, con escenas poderosas y perfectamente desarrolladas, no es más que el hilo conductor de una historia rica en matices, pero que sabe evitar los tópicos.
Resulta admirable el intento de profundizar en los personajes, otorgándoles una dimensión y motivaciones que ya distinguen inmediatamente a esta obra de cualquier otro mero producto comercial. Pero no debemos olvidar que el conflicto racial está presente, tratado de manera inteligente en tiempos en los que la continuada reivindicación llega a producir hartazgo. Sin embargo, el hallazgo más interesante se encuentra en la sobria y satisfactoria manera de entender y plasmar el empoderamiento femenino en estos oscuros tiempos donde, en ocasiones, el movimiento “MeToo” se convierte en una nueva “caza de brujas”.
Con un reparto coral y maravilloso, encabezado por esa fuerza de la naturaleza llamada Viola Davis, “Viudas” es una saludable y vibrante propuesta que agrada por igual a aquellos que van a visionarla como mero producto de evasión o a los que pensamos que el séptimo arte puede ser, en ocasiones, un imprescindible espejo de nuestra sociedad.
Andrés Martín
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