Cuando un film se lleva a cabo por el mero hecho de constituirse en puente de la joya de la corona de Marvel –un último episodio de “Vengadores” que promete arrasar con todo-, es bastante probable que el film no salga redondo, que parezca un mero producto de encargo.
Resulta extraño que una compañía que mima hasta el extremo su producto pueda lanzar un film de alma escasa y rodado con el piloto automático. Ya sabemos, al menos los que no somos eminencias en el mundo del cómic, que “Capitana Marvel” no es uno de los héroes de referencia pero, conociendo los méritos de la competencia con “Wonder Woman”, podrían haber apostado más por ella.
El film es plano y predecible, mientras que su línea argumental no depara sorpresa alguna en un espectador que ya no se deja sorprender por la avalancha de efectos visuales de rigor. Los villanos, en ocasiones, resultan pueriles y con una alarmante ausencia de carisma mientras pululan por una producción arrítmica, sacrificada y desaprovechada por sus propios responsables.
Pero si este film logra alejarse del desastre, es gracias a Brie Larson. La que se ha convertido en una de las mejores noticias del último lustro, con Oscar incluido, aporta toda la frescura y encanto del que carece el producto. Ella, digna y brillante enfundada en su heroico disfraz, se convierte en el único aliciente de un film olvidable y de transición. Resulta divertida y, a menudo, entrañable en un papel que ella interioriza con habilidad pasmosa.
“Capitana Marvel” decepciona, y mucho. Si este film debe iniciar una nueva etapa en el universo de la productora, apañados están…
Andrés Martín
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