No hace falta recordar –quizás sí a las nuevas generaciones- que Steven Spielberg es un tipo tremendamente talentoso e inteligente. Ha sabido resucitar en el momento exacto una saga que ya estaba totalmente agotada tras el enorme acierto de la primera entrega y sus dos horribles secuelas.
En este caso sabe jugar con el avance tecnológico producido en lo que va de siglo y sobre todo con el factor nostalgia. Desde que vemos la cortinilla de Amblin Entertainment y su célebre logotipo con Elliott y E.T. en la bici, a los que ya tenemos una edad se nos pone un pellizco en el estómago al recordar, de repente, tantas y tantas producciones inolvidables creadas bajo ese sello. Luego escuchas el célebre tema central compuesto por John Williams a poco de iniciarse el film y ya el astuto y viejo Spielberg te ha atrapado.
“Jurassic World” es, ante todo, un ejemplar blockbuster veraniego. Aprovecha al máximo su enorme presupuesto para regalarle al público un frenético viaje por una peligrosa montaña rusa, pero eso sí, de dos horas de duración que en absoluto pesan. Y es que en esta época pocos estamos para otros asuntos cinematográficos que no se resuman en diversión y espectáculo. La película sabe jugar a la perfección con todas las reglas del género, ya que asusta –y mucho- cuando tiene que asustar y asombra –en todo momento- con su impresionante diseño de producción.
El ritmo narrativo es vigoroso y aplastante, no se anda por las ramas a la hora de ir al grano y no aburre con presentaciones tediosas, la acción llega antes incluso de lo que se espera. El film consigue crear un magnífico e interesante clima de tensión y violencia, e incluso me atrevería a afirmar que no es un producto apto para niños menores de diez años.
Entre tanto primoroso efecto visual destacan, con mayor mérito si cabe, unos afortunados Chris Pratt y Bryce Dallas Howard. Él confirma mi impresión de que lo tiene todo para ser el nuevo Harrison Ford, ya que posee carisma, encanto y unas evidentes aptitudes para el cine de aventuras. No disfruta del inmenso protagonismo que tenía en la fabulosa “Guardianes de la Galaxia” pero deja su huella entre tanto bicho… y no es fácil.
Sinceramente, no esperaba mucho de esta nueva entrega “jurásica” pero he de reconocer que el Spielberg productor me ha vuelto a maravillar. Ha sido todo un placer regresar al parque…
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Crítica por Andrés Martín
