Reconozco que nunca fui un gran fan de Anacleto. Prefería pasar mis añoradas tardes de infancia paseando por el universo de los, para mí, más interesantes Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape o Súper López. Pero es de justicia que ante la avalancha de adaptaciones de cómics extranjeros le demos una oportunidad a nuestro héroe patrio, parodia de James Bond y primo hermano del inolvidable Superagente 86.
Y si se hace una adaptación del célebre personaje de Vázquez, que se haga en condiciones y con todo lujo de medios… y a fe que lo han conseguido.
La película que nos ocupa es la palpable demostración de que en nuestro país estamos capacitados, con creces, para emprender un proyecto en el que la acción y el humor se den la mano sin que a la postre resulte un cocktail descafeinado, o lo que es peor, casposo…
Con un acertado casting en el que destacan Imanol Arias, con su eterna sobriedad y profesionalidad en todo papel que aborde, junto al pujante Quim Gutiérrez y una pléyade de secundarios en estado de gracia como Carlos Areces, Berto Romero o Rossy de Palma –no cito a Alexandra Jiménez porque me sigue causando alergia-, la película tiene una primera media hora algo cansina que ofrece más de lo mismo –chistes mediocres y patrones ya exhibidos con anterioridad- aunque sorprendentemente todo queda en el olvido en el momento en el que la acción y el humor toman carrerilla…
Desde que aparece Rossy de Palma –quien lo diría- y la inolvidable escena del “suero de la verdad”, el film se pone en forma ofreciéndonos una catarata de gags a cual más hilarante –el de los cacahuetes es antológico-, casando con unas escenas de acción magníficamente logradas. Con todo esto, presenciando un entretenimiento de primer nivel, llegaba a la conclusión de que, si la taquilla hace justicia, estamos ante un esperanzador proyecto de saga que a buen seguro debería marcar una época en nuestro cine. A ver si tiramos para lo nuestro porque “Anacleto: Agente Secreto” –salvando los abismos presupuestarios- es infinitamente más edificante, fresca e imaginativa que el noventa por ciento de las adaptaciones de cómics que nos han llegado del otro lado del Atlántico en los dos últimos años.
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Crítica por Andrés Martín
