Lo que significó al principio “El Sexto Sentido” – film tan magnífico como elegante en su ejecución- con su inmenso éxito comercial y artístico, ha terminado por convertirse en una losa para el bueno de Shyamalan. El listón se situó tan alto que a pesar del éxito de sus siguientes films – las muy sobrevaloradas “El Protegido” y “Señales”- su estrella comenzó a dejar de brillar. Tras dejar de lado su faceta como autor, acabó dirigiendo films de encargo como las olvidables “Airbender” o “After Earth”, ésta última a mayor gloria de Will Smith e hijo, llegando a perder el poco prestigio que le quedaba en la industria.
Ante tan negro panorama, el director hindú ha decidido comenzar de cero con una historia original de muy bajo presupuesto que le permita no solo recuperar el favor del público, sino sus sensaciones como cineasta. Y vistos los resultados, la arriesgada –o desesperada- apuesta le ha salido bien.
“La Visita” es una película en la que nada es lo que parece. Con la excusa de la grabación del viaje por parte de la protagonista, Shyamalan se marca un film con cierto tono documental que por momentos recuerda a “El Proyecto de la Bruja de Blair” o nuestra “Rec”. Incido en que nada es lo que parece porque la primera hora apuesta por una tendencia más cercana a la comedia, aderezada por presuntos momentos terroríficos –bastante facilones- que llevan al equívoco al espectador. En ese juego con el público radican las virtudes del film, porque el director desconcierta más que impacta consiguiendo sin embargo que nadie pueda desconectarse de la historia.
Y entonces, con el famoso “giro sorpresa” de Shyamalan que ya se han convertido en marca de la casa, cuando parece que la película iba a decepcionar a los amantes del género de terror nos brinda una media hora final frenética e impecablemente rodada. De repente, el film se convierte en un acertadísimo viaje por un género desgraciadamente trillado pero que en manos de Shyamalan parece provisto de nuevos bríos.
“La Visita” no es un film magnífico, pero lo suficientemente bueno como para reencontrarnos con un cineasta que siempre, guste o no, ha arriesgado. Aún analizando sus irregularidades se atisba un aire fresco en su manera de rodar que, ayudado por el importante éxito que está cosechando el film, ayudará a una merecida resurrección.
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Crítica por Andrés Martín
