Crítica de la película Black Mass - Guía de Cádiz />

CRÍTICAS


Black Mass

8 de 10

CRÍTICA

Llegó el momento de la esperada reconciliación con el mejor Johnny Depp, aquel que en los 90 nos asombrara en películas como “¿A quién ama Gilbert Grape?”, “Ed Wood” o “Donnie Brasco”. Ese joven actor alejado del “star system” que destilaba autenticidad en cada papel y que tuvo la enorme suerte de lograr, ya en el nuevo siglo, fama y fortuna con su legendario Jack Sparrow.

Pero el papel de pirata le condicionó su carrera y en la última década no hemos dejado de ver a un Depp más centrado en su caché que en su carrera artística, sin importarle en absoluto la cantidad de tics repetitivos que inundaban sus más recientes interpretaciones. Pocos jóvenes tienen otra imagen del actor, desconociendo que en su momento fue uno de los mejores intérpretes del mundo.

Pues ahora llegó el momento de volver a sentir un inmenso respeto por su figura, por recuperar esas sensaciones tan placenteras al visionar un papel a la altura de su enorme calidad como actor.

El “Whitey” Bulger de “Black Mass” es el papel que Depp necesitaba. Y no caigamos en el fácil recurso de una lograda caracterización porque la interpretación de Depp está muy por encima del trabajo del departamento de maquillaje. Simplemente está inmenso como encarnación del mal, un personaje multidimensional que el actor enriquece con su enorme y recuperado talento. Ni rastro del Depp gesticulante, solo podemos asistir asombrados a una de las transformaciones más aplaudidas de los últimos años.

Él domina la película, mérito mayor si cabe habida cuenta de la fantástica terna de actores que le acompañan. Benedict Cumberbatch, Joel Edgerton y Kevin Bacon alcanzan un nivel altísimo sin permitir que Depp les eclipse sin piedad.

Y es que “Black Mass” es un peliculón. Su director Scott Cooper, que ya le sirvió a Jeff Bridges en bandeja su único Oscar en 2009, logra confeccionar una obra compacta y áspera, recuperando el espíritu del mejor Scorsese. Podría decirse que “Black Mass” es un “Malas calles” mucho más sofisticado o incluso me atrevería a afirmar que en ocasiones logra igualar el épico espíritu del “Scarface” de De Palma.

Tras unos últimos meses escasos de buen cine, esta película es un auténtico oasis en el desierto. Cine de altura con una interpretación principal que a buen seguro tendrá mucho que decir en la inminente temporada de premios.
Crítica por Andrés Martín




 


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