Crítica de la película Kiki: El amor se hace - Guía de Cádiz />

CRÍTICAS


Kiki: El amor se hace

9 de 10

CRÍTICA

Paco León siempre me ha parecido un tipo con un talento especial para la comedia desde los tiempos en que “Homo Zapping” le convirtió en un personaje popular. Después solo las primeras temporadas de “Aída” hicieron justicia a su calidad interpretativa, antes de caer en la auto parodia y el cansancio que produce interpretar con el piloto automático y rellenar el personaje de manidos tics.

Después se descubrió como un respetado director con la saga “Carmina”, aunque el carisma de la susodicha siempre me ha parecido algo sobrevalorado y cansino. Ese presunto “arte” no lo veo por ningún lado y lastró las buenas intenciones de León tras la cámara.
Con este “Kiki”, Paco León ha intentado desembarazarse del pasado sin perder su esencia y la jugada le ha salido a pedir de boca.
En esta afortunada película, que no deja de ser un “remake” encubierto de una pequeña película australiana llamada “The little death”, volvemos a encontrarnos con ese cómico que tanto prometía y que ha regresado al lugar correcto en el momento adecuado.

“Kiki” es una celebración de la vida a través de las variopintas conductas sexuales de sus protagonistas. Esas extrañas filias son la excusa perfecta para un film luminoso, fresco y desenfadado. Acertado retrato sobre la importancia del sexo en nuestras vidas, en cualquiera de sus variantes. Paco León nos regala una pequeña e inesperada joya tan sincera que estremece, tan falta de prejuicios que alcanza la transgresión como aquellos viejos films de Almodóvar de comienzos de los 80.

Además Paco León consigue una puesta en escena elegante que elude la chabacanería, consiguiendo que su ritmo narrativo enganche y nos sumerja desde el mismo inicio –fabulosos los títulos de crédito iniciales- en una fácil identificación con los problemas de los personajes.
De un plantel impecable en el que sería injusto destacar sobremanera a alguno, no puedo evitar reconocer a unas fantásticas Candela Peña y Belén Cuesta que aportan la sal y pimienta necesarias a un film que agradece su insultante naturalidad.

“Kiki, el amor se hace” está conectando con la audiencia y es de agradecer. Quizás estamos ante el positivo punto de inflexión en la carrera de un cómico tan estupendo como diferente.

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Crítica por Andrés Martín




 


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