En los años 80, en plena fiebre por el vídeo, llegaba a nuestras manos un catálogo interminable de películas de dudosa calidad, con una nefasta producción, pero que eran visionados con cariño por lo limitado de sus posibilidades. Pues cuando estaba visionando “Dioses de Egipto” no dejaba de pensar en aquellos subproductos ochenteros, aunque lo más terrible es que el film que nos ocupa posee un presupuesto mayor pero un ingenio infinitamente menor.
Cuesta ser benevolente con un film que se toma demasiado en serio a sí mismo en vista de los resultados. Lo que pretenden que sea un producto respetable degenera en una descacharrante e indignante horterada, un chiste de mal gusto que acaba por enojar. Llega incluso a resultar un insulto para aquellos que pagan su entrada para disfrutar de un espectáculo “palomitero” sin más, porque ni siquiera tiene la habilidad de llegar a eso.
Sorprende ver al mando de todo este desaguisado a Alex Proyas, quien en su momento firmara estupendos films como “El cuervo”, “Señales del futuro” o “Dark city” no tiene aquí defensa alguna y pone en entredicho su, hasta ahora, respetabilidad como director.
Serie “B” en el sentido más peyorativo de la palabra, hay vídeo juegos con muchísima más calidad visual, que se postula como uno de los peores films del año. ¿Y Gerard Butler?, pues que le ha tocado ser la estrella taquillera del producto e intenta no caer en el sonrojo. Arrastrado por el nefasto nivel imperante, al menos demostró vergüenza torera al negarse a participar en la promoción del film en USA. El pensó, como cualquier otro con dos dedos de frente, que esto es invendible e indefendible…
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Crítica por Andrés Martín
