Tras el sorprendentemente exitoso regreso a la pantalla grande de la conocida franquicia hace un par de años, Michael Bay intenta explotar el filón con una secuela en la que intenta agradar a aquellos que crecieron hace un cuarto de siglo con los personajes y a los hijos de éstos que les adoptan como nuevo entretenimiento.
El resultado, como era de esperar, es difuso. De todos modos, se debe reconocer que la factura del film es impecable y que los efectos visuales rayan a gran altura pero, ¿hay vida inteligente tras el bonito envoltorio?...
Lo peor de todo es que los creadores de este producto no se toman en serio ni siquiera a su público potencial, sin darse cuenta de que la capacidad crítica de los niños de hoy en día –saturados de material por infinidad de vías- es mucho más aguda que la nuestra hace más de dos décadas. “Fuera de las sombras” desarrolla una historia plana e irritantemente facilona que aburre en exceso y que no llega a interesar ni al público infantil. Los conflictos personales de los cuatro protagonistas no calan en la audiencia y todo se desarrolla entre bostezos hasta que comienza la acción.
En tan predecible film destaca la bellísima Megan Fox, tan impactante en su presencia como nula a la hora de interpretar, y la chirriante Laura Linney, otrora actriz respetable y cotizada en lo que llamamos “cine serio”, que ha pasado de tener tres nominaciones al Oscar a hablar con tortugas mutantes… esperemos que la magnífica actriz recupere el sendero correcto para su carrera.
“Fuera de las sombras” no es que sea mala, sino que provoca indiferencia hasta en el público más joven. Y eso es para estudiarlo detenidamente…
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Crítica por Andrés Martín
