Reconozco que esperaba muy poco de este thriller patrio, debido a que el currículum de la directora y el guionista dejaba muchísimo que desear. Ante las bajas expectativas me refugiaba en dos actores tan notables como solventes – Blanca Portillo y Antonio Dechent – para esperar que la digestión del producto fue más llevadera, pero afortunadamente me equivoqué…
La habilidad de este tipo de cine se basa en la capacidad para sorprender al espectador, en no contar la típica historia manida y hacerle partícipe durante más de hora y media de un interesante juego.
Tras un meritorio inicio, en el que el espectador va tomando posiciones ante situaciones intencionadamente inverosímiles, la trama se fragmenta cual muñeca “matrioska” en una interminable y gozosa espiral de giros más o menos sorprendentes pero que, ciertamente, funcionan.
A pesar de las inevitables lagunas argumentales, “Secuestro” engancha si no intentamos ser demasiado exigentes con el producto. Y es que esta película por momentos corre el peligro de ser comparada con una “tv movie”, pero supera las comparaciones de manera satisfactoria.
Bienintencionada crítica de diversos problemas que nos afectan a todos directa o indirectamente, “bullying” o corrupción sin ir más lejos, “Secuestro” es una de las sorpresas más recomendables de este nefasto año. Lástima que muchos espectadores se queden en casa con el equivocado prejuicio del que espera encontrar algo similar a pocos metros de su sofá.
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Crítica por Andrés Martín
