Tras “regalarnos” la olvidable “Ahora o nunca” el pasado año, María Ripoll vuelve a la carga con otra comedieta de aires costumbristas para escarnio del espectador.
Esta película que nos ocupa nos hace añorar, cada vez más, aquellas alocadas y divertidas comedias urbanas de finales de los 70 y comienzos de los 80 en las que se veían reflejados los problemas e inquietudes de la juventud de una manera más chispeante e ingeniosa. Pero claro, Ripoll no es Colomo, Almodóvar o Trueba…
Esta adaptación de la novela de Laura Norton no consigue atrapar al espectador, simplemente por falta de talento. No se puede ir de moderno y transgresor cuando falta imaginación –algo que le sobró a Paco León con “Kiki”, sin ir más lejos-.
“No culpes al karma…” es una comedia que no hace reír y un film con elementos románticos que no emocionan, todo se desarrolla en un ambiente frío y soporífero que desemboca en la absoluta indiferencia hacia unos personajes lastrados por su falta de carisma.
Todo suena a producto prefabricado, aséptico y encorsetado con unos actores que están lejos del nivel actoral necesario para este género – exceptuando a un siempre estupendo Jordi Sánchez-. La escasez de tirón se suple con histrionismo y la sobreactuación impera en un metraje ajustado pero que se convierte en eterno. Además Verónica Echegui no sabe imprimir a su personaje la fuerza suficiente como para convertirse en hilo conductor de la trama, si es que ésta existe en forma coherente.
“No culpes al karma…” es un film irritante, pero a la vez tan olvidable que el mal rato por su visionado pasa rápido…
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Crítica por Andrés Martín