Los grandes cineastas saben resurgir de sus propias cenizas y eso es lo que ha conseguido Mel Gibson. Sus problemas personales y el boicot del “lobby” judío en la industria mandaron al ostracismo a una de las más grandes estrellas de las últimas décadas.
Pero como Mel es un tipo inteligente, ha sabido volver a primer plano colocándose detrás de la cámara… donde ya ha dado sobradas muestras de su talento.
“Hasta el último hombre” es un film modesto en su concepción, pero grandioso en su desarrollo. No es solo un film bélico más, sino que me atrevería a decir que es el film que aporta savia nueva a un género tan importante pero excesivamente agotado en los últimos tiempos.
Gibson nos regala un film potente, épico, emotivo y magistral. Se nota su mano por la pasión con la que rueda, que se transmite en cada plano. Con una perfecta descripción de los personajes y dos partes bien diferenciadas, el film consigue atrapar al espectador con su maravilloso retrato de la heroicidad. Y es que resulta estimulante poder disfrutar, en plena batalla de DC y Marvel, de héroes de carne y hueso que resultan tan convincentes y cercanos que llegan a apabullar.
Todo el elenco está a un nivel superlativo, pero en especial destaco a un Andrew Garfield que por fin logra doctorarse como actor dramático. Todo en él resulta entrañable y creíble, es el motor de un film que irá ganando peso y prestigio con el paso del tiempo.
Con esta magistral demostración de talento, ya ofrecida anteriormente en films como “Braveheart”, “La pasión de Cristo” o “Apocalypto”, solo puedo decir eso tan recurrente de ¡qué bueno que volviste Mel”…
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Crítica por Andrés Martín
