El tan publicitado debut como realizador de Sergio G. Sánchez, cuyo currículum incluye el guión de algunos de los films más exitosos de J.A. Bayona, llega por fin a nuestras pantallas pero, vistos los resultados, no permanecerá en la memoria del espectador.
Resulta curioso que el punto débil de este film sea precisamente el guión, debido a que Sánchez olvida que, a menudo, el menos es más funciona a la perfección. En su intento por agradar al espectador desarrolla una historia que intenta abarcar demasiados géneros pero sin destacar en ninguno. A priori es un film de terror psicológico, pero naufraga cuando intenta navegar en el drama o el mero suspense. Al final se queda en tierra de nadie, con un resultado que ni asusta ni impacta…
La impersonalidad e indefinición del producto lastra un film con buenas intenciones, correctamente dirigido y con una puesta en escena sobria y elegante. Su elenco actoral cumple con creces pero se ve devorado por la rutina de un film concebido para ofrecer grandes emociones que al final quedan en nada.
No se le pueden negar a Sánchez sus buenas maneras, retazos de cine clásico que pueden permitirle en el futuro ofrecernos una obra más interesante, pero el ansia por agradar le pasa factura.
En este caso la maquinaria publicitaria de Mediaset poco podrá hacer para evitar una decepcionante taquilla. Un film programado para triunfar que se verá erosionado por un decepcionante “boca a boca”.
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Crítica por Andrés Martín
