NOTICIAS

La Sierra disfruta de un puente que alcanza un 90% de ocupación

Dicen que la calle es el mejor termómetro para medir el ánimo de la economía del bolsillo. Lo que se compra, lo que se come y lo que se disfruta pueden ser buenos parámetros para saber si el turismo está de capa caída o no. Y este puente de la Inmaculada, que culmina hoy, está dejando, desde luego, en la retina de los pueblos más turísticos de la Sierra imágenes alentadoras para un sector que capea la crisis con arrojo.

La Sierra de Cádiz está cumpliendo con las estimaciones que fijan la ocupación hotelera media para estos días de un 90%. De hecho, el sector turístico dice que este puente, alentado por las buenas condiciones climatológicas, está siendo mejor que el del año pasado.

Así, lo sostiene, por ejemplo, Antonio Fernández, el presidente del Centro de Iniciativas Turísticas de la Sierra, con sede en Prado del Rey, que coincide con la opinión de otros empresarios hoteleros en que la gente parece que "le está perdiendo el miedo a salir, aunque el consumo sigue siendo bajo, pese a que los precios han bajado hasta un 30%, en los últimos años, aún manteniendo la calidad para no perder la clientela". El responsable de este organismo que aglutina a medio centenar de empresarios turísticos de la comarca señala que "estamos haciendo encajes de bolillos para asumir los costes".

La comarca cuenta con unas 3.000 camas disponibles entre hoteles y casas rurales, que estos días han puesto el cartel de completo, en muchos casos. También la central mayorista de reservas Ruralandalus fija la ocupación en la zona en este puente de más del 83%. La mayoría de visitantes son andaluces, que han contratado entre dos y tres noches. "Hay que destacar que se está recuperando la tendencia de realizar las reservas con antelación, aunque han habido como otras veces las de última hora", explican sus gestores, que apostillan que el nivel de facturación en Andalucía ha subido hasta un 7,2% con respecto a 2013. Como botón de muestra dos establecimientos pioneros en la Sierra como son el Parador de Arcos, que abrió sus puertas en 1966, siendo el primero de la provincia de esta red y la Villa Turística de Grazalema, uno de los primeros establecimientos que vieron la luz en Grazalema. "Tenemos una ocupación mejor que la del año pasado, que ronda el 90%", atestigua el director del Parador, Francisco Jesús de Manuel Pérez. En la Villa Turística han colgado el cartel de completo en las 10 villas y las 24 habitaciones que ofertan.

En el Bosque, a las doce de la mañana, sus accesos parecían el sábado una feria con retenciones de coches y autobuses. "Desde las siete y media de la mañana no ha parado el tránsito de vehículos. A las diez menos cuarto hemos abierto porque no paraba el timbre de sonar", decían en el despacho de la Quesería El Bosqueño, mientras se afanaban en atender a las decenas de visitantes que querían comprar uno de sus afamados productos y conocer el centro de interpretación levantado en las mismas dependencias donde se explican las técnicas queseras. Quesos emborrados, con manteca ibérica, curados, frescos eran el objeto de deseo de más de uno que utiliza este puente para hacerse con provisiones de cara a las Navidades.

"Nos gusta mucho esta zona, vengo desde crío y aprovechamos para comprar quesos y chacinas", cuenta Antonio López Gago, de Dos Hermanas (Sevilla), uno de los miles de turistas que este año han apostado por el destino serrano. A escasos metros de esta tienda, El Bosque cuenta con uno de los centros de recepción de visitantes del Parque Natural de Grazalema, lugar donde se expenden las autorizaciones para realizar las rutas como el Pinsapar, el Torreón, los Llanos del Rabel o La Garganta Verde. Los trabajadores de la Agencia Andaluza del Medio Ambiente y del Agua de la Junta, que gestionan esta oficina mientras vuelve a salir el concurso para la licitación, certifican que esta entidad tenía reservados con antelación de meses todos los permisos para visitar las zonas de reserva ambiental. "Ya están asignados los permisos, incluso, para el mes de enero", apostillan. Sus teléfonos han respondido estos días a numerosos reclamos de información sobre el sendero del Majaceite, una de las rutas más populares y familiares de la zona.

Pero la crisis está ahí y es evidente que los bolsillos están más cortos. Son muchas las familias y amigos que han optado por el alquiler de casas rurales para pasar este puente y minimizar gastos. "Apenas quedan bombonas de butanos y acaba de arrancar el puente", explicaban en una gasolinera serrana. Es el llamado por algunos 'turismo de leña', visitantes que gastan en el alojamiento pero menos en las ventas, bares y restaurantes. También es la opinión de los propietarios del Mesón Casa de Postas, que ofertan estos días los guisos tradicionales de la zona para una concurrencia, a la que le cuesta rascarse de más el bolsillo.

Ni que decir tiene que municipios como Grazalema, Setenil o Arcos acumulan estos días las atenciones. La Policía Local de Grazalema no paraba el sábado y domingo de atender a los visitantes, que se acercaban hasta la Plaza de España para disfrutar de las buenas temperaturas y el colorido. "Todas las rutas están a tope de senderistas", afirmaban. Como también apreciaban el bullicio en las terrazas de la Plaza de Andalucía, con numerosos visitantes.

En Arcos, su conjunto monumental se vende por sí mismo. Y la ciudad se engalana estos días para recibir la Navidad, ofreciendo apuestas culturales y populares como la visita a belenes como el permanente del Camborio. Las zambombas, la gastronomía y la oferta museística han sido y son los mejores pasaportes para el disfrute de locales y forasteros.

Este puente de la Inmaculada en Ubrique tiene, además, un marcado componente novedoso ya que se ha abierto al público, de nuevo, el yacimiento arqueológico de Ocuri.