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Freek, Redd Kross, The Bellrays, Little Cobras, The Ships Bum, The Milkyway Express

Regresa Freek Fest a El Puerto por sexto año, lo que le convierte casi en una 'cita obligada', como el sarao del verano, según han decidido bautizarlo sus organizadores, el trío inseparable que también levanta cada año el Monkey y que está formado por Tali Carreto y los hermanos Guisado. Será el próximo sábado en Puerto Sherry y en una única jornada desfilará la fuerza de la naturaleza de los Bellrays, los legendarios Redd Kross, la marea pegadiza de los canadienses Bum, o la sinergia de The Ships... Más allá del negocio, el Freek, festival de formato tan comprimido que destila esencias, es un regalo -bueno, regalo no, hay que pagar- que entregan sus impulsores con grupos que a ellos les gustan a una parroquia muy determinada de la provincia que disfruta con el rock y el pop sin demasiados artificios. "Allí estaremos los de siempre... y espero que algunos más", bromea Carreto.

Posiblemente muchos de los que estarán ya estuvieron en el festival Serie Z de hace casi quince años, cuando los Bellrays sorprendieron como inesperados triunfadores de aquella edición gracias a la voz negra negra, bluesera como pocas, de Lisa Kekaula, al servicio de los ritmos garajeros de sus compañeros. La capacidad de los Bellrays de transitar del blues al punk sin perder de vista nunca el rhythm and blues les convierte en una de las bandas más singulares que pueden verse en un escenario. Lisa oficiará, como hizo en aquel Serie Z, de maestra de ceremonias y hará al público sentarse cuando ella diga y saltar cuando le apetezca. Como ahora tiene más años y más kilos impone más. Lo de esta mujer es uno de esos casos en los que el hipnotismo lleva a la suprema obediencia. Menos mal que se enroló en los Bellrays y no en la secta Moon.

Pero quienes llevan las letras grandes en el cartel son los hermanos McDonald -así se apellidan sin tener nada que ver con las hamburguesas- con su grupo Redd Kross, que lleva unos años, muchos años, en esto. Su primer disco data de cuando eran adolescentes, a principios de los 80, pero aquello no tuvo que ver con lo que hicieron a principios de los 90, cuando sacaron un puñado de discos prodigiosos que los elevaron a la categoría de mejor banda americana. Nirvana o Jack White, de White Stripes, eran devotos suyos. Y hay canciones como Saragon o Mess Arround que son himnos del power pop. Nunca los hemos visto por aquí, lo que añade aliciente. Por si alguien no los conoce, ya es hora de conocerlos aunque sea con un mínimo desfase de algo más de veinte años.

De la misma época y del mismo palo son los canadienses Bum, aunque no obtuvieron tanta repercusión. Empezaron a finales de los 80 como un combo de versiones que quería emular las canciones contundentes y pegadizas de sus héroes: los Ramones, los Buzzcocks... Y lo consiguieron de alguna manera en 1993 con un magnífico disco, el de su debut, I Wanna Smash Sensation. Fue aquél un año glorioso para el power pop. Se editaron Kerplunk, de Green Day; Frosting On The Beater de The Posiesy Flippin´Out, de Gigolo Aunts. El disco de los Bum no iba a la zaga. Cogieron esa ola y se deshicieron con ella.

Frente a la selección de Resto del Mundo, la selección nacional es más que digna. Están The Ships, un proyecto más de Paco Loco, ese asturiano que recaló aquí después de haber dado vida a un grupo simpatiquísimo del que podemos sentirnos orgullosos, Australian Blonde. El inagotable Paco Loco, músico, productor y compositor, se alió con Dani Llamas, de GAS Drummers y Juan Ewan y dieron rienda suelta a su pasión por el sonido de The Byrds, Jayhawks o Teenage Funclub, por lo que no desentonan nada con el resto de la programación. En el concierto del pasado año en el Monkey consiguieron en una sola sesión agenciarse un buen puñado de fans incondicionales.

Milkyway Express, con su centro de operaciones en Sevilla, tienen clavado el rock americano del profundo sur en su oído. Suenan compactos, sin un pero, y, además, son capaces de ser divertidos. Ya muy conocidos por sus numerosos bolos en la zona, son un complemento vitamínico ideal, como lo pueden ser los Little Cobras, tampoco unos desconocidos en el mundillo, que para algo son la banda local del sarao. Y si un grupo te abre un disco con una versión de Dylan y te lo cierra con una versión de Kim Fowley y llevan suficiente tiempo en esto como para ser solventes, ya sabemos qué nos podemos esperar.

Allí nos veremos los de siempre. Y si alguno más se une será bien recibido.