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La hostelería de El Puerto de Santa María afronta un cambio generacional y abre nuevos negocios

El cierre del señero bar Playa El Rempujo, vino a marcar en la ciudad de El Puerto el pistoletazo de salida para el relevo generacional en el negocio de la hostelería, con la apertura de nuevos establecimientos donde se han introducido innovaciones en la gastronomía y el trato con el cliente, pero sobre todo ilusión y perseverancia.

La avenida Micaela Aramburu se perfila como nuevo de foco donde se concentran establecimientos de hostelería en los que el relevo generacional es marca de la casa. Algunos son de nueva apertura y otros han cambiado de ubicación, buscando un espacio más céntrico para establecerse, en un lugar transitado y que cuenta con algunos de los rincones más señoriales de la ciudad.

Es el caso del establecimiento El Guadalete Chico, propiedad de la familia Espinosa, regentado por José Eugenio Espinosa, de 45 años de edad, que ha trasladado su negocio a la avenida Micaela Aramburu, 3. El bar estuvo durante muchos años situado en la avenida de La Bajamar, hasta que tomó la decisión del traslado a un local más céntrico, procediendo a su apertura el día 22 de febrero. José Eugenio lleva ahora el negocio con sus hijas, María, Erika y Yaiza, de 29, 26 y 23 años. Ellas están tomando el relevo, tal como admite él mismo: "La nueva generación viene con ideas nuevas en gastronomía y con otras costumbres. Traen nuevos aportes y más frescura al negocio", señala. De esta forma, sin romper con la tradición de pescados y mariscos proveniente del veterano Bar Guadalete, han comenzado a incluir tapas y raciones más acordes con la situación actual, desde el punto de vista económico y gastronómico. A esto se le une la presencia en las redes sociales, y especialmente en Facebook, donde van colgando algunos de los platos elaborados en la cocina por el patriarca de la familia Espinosa.

Otro negocio de hostelería donde el relevo generacional se hace patente es el bar La Micaela Tapas, un establecimiento abierto al público recientemente por José Antonio Paguillo, nacido en Sevilla en el año 1973 y que a pesar de su juventud lleva 20 años inmerso en negocios de hostelería. Durante 6 años, José Antonio Paguillo dirigió un restaurante de tapas en la Plaza de la Independencia, en la ciudad de Girona.

El 20 de diciembre de 2012 abrió en El Puerto el bar La Micaela, que toma su nombre de la benefactora Micaela Aramburu, viuda de Moreno de Mora, quien adaptó para la ciudad el antiguo hospital de San Juan de Dios (hoy cerrado), para su uso como edificio hospitalario, a principios del siglo XX. El establecimiento de tapas se encuentra situado en la zona de Micaela Aramburu donde la calle se estrecha, cerca de la Plaza del Polvorista. Muchos de los antiguos clientes de El Rempujo han encontrado en este bar, el lugar donde compartir una tapa y una copa o un refresco al mediodía. Su carta es una mezcla de cocina internacional y cocina andalusí, "intentando marcar un estilo propio en sabores y en creación en tapas poco comunes". A diferencia de la cocina del Rempujo, más tradicional, La Micaela apuesta por una cocina más creativa.

Además, su artífice viene organizando en el bar exposiciones y tertulias, y durante las noches de teatro en el cercano espacio escénico Pedro Muñoz Seca, se ha transformado en un sitio de cita obligada para comentar las representaciones al término de cada estreno.

Además, su establecimiento tiene una buena presencia en las redes sociales. Hablando desde su propia experiencia, la creación de un negocio por una persona joven "implica mucha responsabilidad, sobre todo con los clientes y el personal a cargo (tiene varios empleados)". Pero es sobre todo "la ilusión de convertir un sueño en un gran sueño, sabiendo que los tiempos son complicados y difíciles y que hay que luchar el triple para conseguir la mitad", reconoce el joven hostelero.

Por último, no lejos de este lugar, en la calle Palacios, un matrimonio de la ciudad de Guadalajara ha abierto al público otro negocio de hostelería, una taquería mexicana, que lleva el nombre de Cantina La Catrina.