Espera tiene su origen en la prehistoria. Existen cerca de la ciudad restos de asentamientos ibéricos: las Ruinas de Carisa que con el tiempo se convirtieron en asentamiento romano y visigodo. Fue destruída por los árabes no siendo habitada nunca más.
Los iberos fueron derrotados por el cartaginés Amílcar Barca en una etapa de la que se guardan pocos hallazgos, siendo el principal de todos un sarcófago de arenisca.
Cayeron también los hijos de Cártago tras las muchas batallas mantenidas contra los legionarios de Escipión. Los romanos fundaron una gran villa en lo que hoy es el término municipal de Espera: Carissa Aurelia, cerca de la cual quedaba otra población igualmente latina llamada Urcia.
Sobre el castillo romano construyeron los visigodos su fortaleza en los primeros tiempos medievales. Pronto acudirían los moros, quienes asolaron el lugar y renovaron la fortificación hasta convertirla en el Castillo de Fatetar en torno al cual se asentaron los bereberes.
Finalmente, los cristianos del monarca conquistador Fernando III el Santo se adueñaron de esos pagos en 1251; el señorío de Espera fue, desde 1394 propiedad del ilustre Per Afán de Ribera y sus descendientes que en 1653 se unen a la casa de Medinaceli.
En 1837 desaparecen los señoríos, y con ellos el control feudal que dio paso a un nuevo modo de entender la política territorial, con la independencia de los ayuntamientos y la constitución de sus órganos similares a los que hoy existen.
- Ermita de Santiago. Barroco del siglo XVI.
- Iglesia Parroquial de Santa Maria de Gracia. Renacentista de los siglos XVI y XVIII.
Hay que destacar la Reserva Natural del Complejo Endorréico de Espera.
En el término municipal de Espera se encuentran Las Lagunas de Zorrilla. Este Complejo Endorreico está formado por tres lagunas: La Hondilla (estacional o temporal), La Salada (semipermanente) y La Dulce (permanente) que se nutren de las aguas de las lluvias, aunque también reciben aporte de aguas subterráneas.
La vegetación exterior está compuesta por lentisco, espárrago, matagallos, jarales y palmitos. En la zona perilagunar, la vegetación palustre está formada principalmente por juncos, carrizos, tarajes y eneas.
De gran importancia es la vegetación subacuática, fundamental para la supervivencia de muchas aves, que la utilizan como lugar de cría y de invernada. Entre la gran cantidad de aves que nidifican en la vegetación de la villa o en sus alrededores podemos citar: aguilucho cenizo, ánades friso y real, pato colorado, ventorrillo común, polluela de agua, porrón común, ruiseñores común y bastardo, zampullines cuellinegros y chico, así como una gran cantidad de aves. Entre las invernantes: abejarruco, abubilla, agachadiza común, aguja colinegra, cerceta común, cernícalos, cigüeñas, garzas, milanos, patos cucharas. Además con frecuencia, se pueden avistar flamencos en su camino a la laguna de Fuente Piedra o a las marismas del Guadalquivir. Dichas lagunas albergan a dos especies ornitológicas en peligro de extinción como son la focha cornuda y la malvasía.
Entre los mamíferos son frecuentes el zorro, el conejo y la liebre. Las culebras bastardas, de escalera, de collar, y viperina, galápago leproso la lagartija ibérica, y el lagarto ocelado, entre los reptiles.