Considerado como uno de los pueblos con el mayor índice de pluviosidad de toda la península (junto con Grazalema), Villaluenga del Rosario está situado al noroeste de la provincia de Cádiz, emplazado en pleno Parque Natural de la Sierra de Grazalema, al amparo de majestuosos macizos rocosos. Su trazado urbano está formado por calles estrechas y empinadas que se funden en un mar de casas blancas. La ganadería, el cultivo de cereales y la recogida de bellotas o corchos provenientes de sus montes, son las principales actividades de este coqueto municipio de la sierra gaditana.
Sus habitantes se denominan villaluenguenses o payoyos.
Superficie: 59 km2
Distancia a la capital: 128 km.
Altitud: 870 m.
Parece ser que el nombre de Villaluenga se debe a la forma alargada y estrecha de su núcleo de población, y que, del Rosario se le añadió en el siglo XVIII, debido a la devoción de sus habitantes.
Los musulmanes ocuparon la población desde el año 716 hasta 1485 en que don Rodrigo Ponce de León, marqués de Cádiz y duque de Arcos, se lo arrebata a los árabes. Por este hecho, los Reyes Católicos, le concedieron el señorío de la Serranía de Villaluenga.
Según el privilegio fechado en Jaén el 11 de enero de 1498, Villaluenga era la capital del señorío de las siete villas. Sirvió de refugio de bandoleros durante el siglo XIX, con algunos nombres famosos como los de José María El Tempranillo, Francisco Ríos El Pernales, El Lorda, Pasos Largos y bastantes otros. Posteriormente fue guarida de maquis y contrabandistas procedentes de Gibraltar, quienes escondían en las cuevas sus mercancías.
Son hijos de esta villa los poetas y literatos don Juan Miguel Pérez González, obispo que fue de Gerona, don Pedro Pérez Clotet, don Rafael García García, etc.
Toda la manga del entorno de Villaluenga está salpicada de abrigos con pinturas rupestres. El pequeño casco urbano alberga un riquísimo patrimonio histórico-artístico: la semiderruída Iglesia del Salvador (ss.XVI-XVII) o la de San Miguel y el Ayuntamiento, ambos de estilo barroco.
La plaza de toros del siglo XVIII, construida con piedra local, es una singular construcción en forma poligonal que acoge diversos espectáculos culturales. Ejemplos de arquitectura popular son la Fuente del Acueducto o las Ermitas de San Gregorio del Calvario.
- Iglesia Parroquial de San Miguel. Neoclásica. Del siglo XVIII.
- Antigua Iglesia del Salvador. De estilo manierista, siglos XVI y XVIII.
- Ayuntamiento. De estilo barroco, del siglo XVIII.
En sus alrededores nos encontramos con El Parque natural de Grazalema con amplios valles dominados por los pastos y la ganadería. En sus montes proliferan las encinas, alcornoques, quejigos, brezos y Madroños, siendo abundante la fauna compuesta por zorros, conejos corzos, cabras montesas, águilas calzadas, carboneros, herrerillos etc.
- Fiestas Romería de la Divina Pastora: a mediados de junio. Se celebra en un lugar denominado "El Baño" con concursos de baile, caballistas y carreras de cintas.
- Fiesta de San Roque: la tercera semana de agosto, con suelta del toro de cuerda.
- Fiestas mayores: la primera semana de septiembre, con juegos florales y festivales taurinos.
- Velada de la Virgen del Rosario: el primer domingo de octubre, con baile, becerrada y comida popular en la alameda.
Villaluenga se asienta en un paisaje en el que predomina el pasto de las llanuras y los bosques en las zonas más alta de la sierra. Allí se encuentran unas sesenta cuevas con tres de las cuatro simas más importantes de Andalucía: Sima del Cacao, Sima de los Republicanos y Sima de Villaluenga, lo que la convierte en un paraíso para los amantes de la espeleología. Otra opción son las rutas naturales que parten del pueblo: la de los Llanos del Republicano, Llanos de Líbar, Sierra del Caíllo, Manga de Villaluenga y Calzada Real de los Bueyes.
Los quesos artesanos de cabra payoyo de Villaluenga han situado el nombre del pueblo en un lugar privilegiado de la gastronomía. Además, los productos silvestres, los de huerta y de caza constituyen la base de una cocina singular y característica de la Sierra de Cádiz. Las sopas de tomate y la de espárragos verdes, el cabrito al horno, el conejo almendrado, la perdiz en salsa campera, las chacinas o la torta de chicharrones son ejemplos de esto. Se elabora también un repertorio de postres y dulcería interesante, entre el que se cuentan piñonates, pestiños, buñuelos de viento y el dulce de membrillo.