Podríamos calificar a la Caleta como una playa de cine, pero no solo porque en ella se hayan rodado escenas del séptimo arte, sino porque todo el que la ve se enamora de ella. Gaditana por excelencia y testigo del amor imposible entre los dos castillos el de San Sebastián y Santa Catalina, la Caleta enamora al visitante con su arena fina y dorada, sus puestas de sol y su antiguo balneario de Nuestra Señora de la Palma, lleno de recuerdos de tiempos pasados. Es una playa familiar, que cuenta con todos los equipamientos y algunos restaurantes y chiringuitos que seguro que harán las delicias del viajero.