En el Mercado de Abastos de Villamartín desprende olor a pescaíto frito (que te lo sirven en papelones), a buenas carnes de caza, a las frutas y verduras más frescas, todo ello mezclado con el bullicio y trasiego de personas que hacen saber al visitante que llega a la plaza Alta de Villamartín, que el Mercado de Abastos sigue a pleno rendimiento, tal como fue concebido en sus orígenes: un mercado en el corazón de este precioso pueblo.
A su alrededor se encuentran los edificios más emblemáticos de Villamartín: la iglesia de las Angustias, el ayuntamiento y alguna de las casas nobiliarias más conocidas.
El Mercado de Abastos de Villamartín fue realizado a principios del siglo XX, aprovechando las estructura de un caserón señorial; de ahí que tenga forma longitudinal. En su exterior, la fachada se remodeló siguiendo la estructura clásica de los mercados de abastos de la época, realzando los elementos propios al gusto andaluz: piedra vista y paredes encaladas en blanco e incorporando los recursos decorativos renacentistas que conserva.
Se rehabilitó en el año 2000 y cambió totalmente el interior para convertirse en un mercado moderno de dos plantas. En la planta baja están los puestos tradicionales y tiendas actuales de legumbres, vinos o de especias y conservas. Y como no, un bar cuya especialidad es el pescaíto frito acompañado de un buen vino.
