Que un cineasta tan interesante como J.J. Abrams haya dado luz verde a un proyecto como el que nos ocupa capta nuestra atención. Él, que ha estado en estos últimos quince años detrás de una serie como “Perdidos” y revitalizando sagas tan emblemáticas como “Star Trek”, “Star Wars” o “Misión Imposible”, amén de films tan apreciables como “Super 8” o “Cloverfield”, ahora presta su cotizado nombre para vender un producto inclasificable, un agitado cocktail de géneros alejados del encorsetamiento.
“Overlord” es un homenaje a los grandes films bélicos de antaño, a ese subgénero de la II Guerra Mundial que tantas joyas ha dado al séptimo arte. Pero, además, es un frenético e impecable film de acción que se adentra sin temor en el género de terror en su vertiente más gore.
Con un saludable olor a serie “B”, el film se decanta por la reinvención de géneros ya visitados en exceso y la apuesta le sale a la perfección. Aquí nada es previsible, no esperamos la heroicidad del protagonista de turno –el reparto está plagado de actores tan prometedores como desconocidos por el gran público- ni escenas convencionales. A modo de desenfrenado videojuego, el espectador asiste atónito a un festival de impactantes momentos que funcionan a la perfección. Huyendo de cualquier mensaje moralista, aciertan al preocuparse más del envoltorio que del contenido.
“Overlord” es transgresora dentro de sus humildes pretensiones, no pretende cambiar el séptimo arte pero sí apuesta por la valentía como medio de evolución en la industria. Sin duda, su valor se apreciará con el paso del tiempo…
Andrés Martín
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