Crítica de la película Ocho apellidos catalanes - Guía de Cádiz />

CRÍTICAS


Ocho apellidos catalanes

4 de 10

CRÍTICA

Más de año y medio después, todavía no me explico el inmenso éxito de “Ocho apellidos vascos”. Lo que en principio era un pequeño film con algunos momentos afortunados, repleto de buen rollo y tópico hasta la exasperación, se convirtió en un fenómeno de masas tan monumental que en nuestro país solo “Titanic” y “Avatar” la superan en número de espectadores.

Reconozco que en su momento fui bastante duro con esa película, pero jamás podría haber imaginado que visionando su secuela sentiría cierta añoranza por ella. Y es que “Ocho apellidos catalanes” se derrumba en esos aspectos en los que su precedente sobrevivía con solvencia en el alambre, ya que a esta nueva propuesta le falta su frescura e ingenuidad.

Una comedia de este tipo no puede convencernos a base gags que funcionan más todos juntos en un tráiler que desarrollados durante el metraje. Visionando ese tráiler, podemos rescatar lo poco bueno que nos ofrece la cinta. La sensación de frialdad inunda la pantalla, somos testigos de cómo llevar adelante una película con el piloto automático, como si ya fueran propietarios de la fórmula para agradar al público con la ley del mínimo esfuerzo.

Sigo pensando que Dani Rovira no me parece un actor, mucho más allá de un excelente monologuista y que Clara Lago puede ofrecernos mucho más que un festival de gestos un tanto exagerados.

Como siempre, los que salvan la función son Karra Elejalde y Carmen Machi. A pesar de que el guión no les ofrece situaciones de lucimiento, ellos demuestran su enorme calidad ante la triste adversidad. De hecho, esta secuela no tendría ningún sentido sin la presencia del magnífico actor victoriano. El director Martínez Lázaro deja en sus manos, sin pudor alguno, la responsabilidad de levantar el film en aquellos momentos, que son muchos, en los que se precipita al vacío.

Y lo que al director jamás se le podrá perdonar es haber anulado todo el talento de ese magnífico “showman” que es Berto Romero. Aquí, alejado de su innata capacidad para improvisar, se muestra excesivamente encorsetado en un personaje tan insulso al que es imposible darle vida.

Ya no cuela, sonó la flauta una vez pero hasta aquí llegamos. Ni el tema independentista catalán hace la misma gracia, ni cuentan ya con el factor sorpresa. Recaudarán bastante dinero en taquilla, pero no han sabido recuperar la esencia de la anterior. El gran mérito de “Ocho apellidos catalanes” es hacer grande a su predecesora. Ver para creer…

Ver ficha de la película
Crítica por Andrés Martín




 


Mayo, el mes del Atún
Las mejores rutas de senderismo de la provincia de Cádiz
Booking.com