Shane Black siempre ha tenido la fortuna de ser uno de los guionistas más reputados de Hollywood desde hace casi treinta años. Cierto es que en su currículum pesa mucho el haber creado la serie de “Arma letal”, con todo lo que ha influido en el cine reciente, pero no debemos olvidar que también ha firmado historias olvidables como “El último gran héroe” o “Memoria letal” para el siempre irregular Renny Harlin.
De todos modos, en la memoria del buen cinéfilo siempre quedará el buen recuerdo de su ópera prima como director –“Kiss kiss, bang bang”-, afortunada comedia de acción con unos estupendos Robert Downey Jr. y Val Kilmer. Pero como no es oro todo lo que reluce, también se encargó de crear la tercera parte de “Iron man” que, sin duda, es la más floja de toda la saga.
Ante este irregular panorama llega “Dos buenos tipos”, película que comparte ciertos paralelismos con su primera obra antes citada pero que desgraciadamente se queda en tierra de nadie.
Esta nueva propuesta es ante todo apreciable, brindándonos una comedia de acción con momentos realmente afortunados pero en la que abundan las buenas intenciones torpemente desarrolladas. Con una suerte de parodia de “Starsky y Hutch”, los esforzados protagonistas se ven envueltos en una trama tan deslavazada como desaprovechada. Y aún reconociendo la gracia de algunos momentos, se convierte en una comedia que no hace reír y en un film de acción que no consigue hacer vibrar al espectador.
El batiburrillo en el que por momentos se convierte el producto es salvado a duras penas por un siempre solvente Russell Crowe, aunque el verdadero valor de la película es Ryan Gosling.
Gosling se desinhibe y da rienda suelta a una afortunada vis cómica que todavía no había liberado con anterioridad. Él es la película y le come la tostada no solo a su compañero de peripecias, sino a todo aquel que osa compartir plano con él. Su interpretación fresca y divertida es lo mejor de un film que deja un sabor agridulce, por desperdiciar una oportunidad de resucitar ese género de las “buddy movies” que tanto dio al cine en las últimas décadas y que la torpe mano de Shane Black ha impedido resucitar.
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Crítica por Andrés Martín
