Ben Affleck nunca había sido santo de mi devoción. Su imagen de chico guapete bastante inexpresivo provocó mi indiferencia hacia su carrera… hasta que se decidió a dirigir.
“Gone baby gone”, “The town” y, sobre todo, la mayúscula “Argo” se convirtieron en poderosas propuestas de quien menos lo esperaba y jamás estuvo tan bien como dirigiéndose a sí mismo. Luego, en plena racha, estuvo a la altura de la fantástica “Perdida” de Fincher lo que da sentido a que esta “El contable” sea la confirmación de que estamos en una interesantísima etapa del cineasta.
Este film que nos ocupa pretende, consiguiéndolo, no ser una simple propuesta unidimensional de cine de acción. Tras una maravillosa presentación del personaje central –“flashbacks” incluidos – ya somos conscientes de que no estamos ante un film corriente. Y a pesar de que la historia se fragmenta en exceso aún a riesgo de despistar al espectador, es lo suficientemente sólida para ajustar todas las piezas de manera ejemplar.
“El contable” ofrece mucho más de lo que se espera de ella. Es un inesperado cocktail en el que tiene cabida acción, humor, drama y hasta romance… todo en las justas dosis de un Gavin O´Connor que dirige con maestría, imprimiendo a la historia credibilidad y fuerza visual.
Y Affleck está verdaderamente magnífico encarnando a su atormentado y complejo personaje. Durante muchos pasajes él es la película, permitiendo la soledad del personaje el lucimiento del actor.
Se agradecen estas muestras de inteligencia y originalidad en el cine de nuestros días, historias impactantes y la vez rebosantes de sensibilidad que reconcilian al espectador con la creencia de que hay vida inteligente entre los nuevos guionistas de Hollywood.
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Crítica por Andrés Martín
