Es una de las obras arquitectónicas más representativas de la ciudad, simbolo de la pujanza de la Corona y del Cabildo jerezano. Fue construido en 1575 por Andrés de Ribera, Diego Martín de Oliva y Bartolomé Sánchez durante el reinado de Felipe II. Consta de bloque principal que se prolonga con una abierta lonja o galería porticada. Posee una bonita fachada renacentista, logia italiana, columnas de mármol y estatuas de Julio César y Hércules.
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