La Ermita del Calvario fue erigida por el capuchino Fray Buenaventura de Ubrique hacia el año 1700.
Este templo de pequeñas dimensiones se tenía como última Estación del Via-Crucis que partía de la Ermita de San Antonio recorriendo parte de la sierra ubriqueña.
Esta pequeña capilla se sitúa en plena sierra de Ubrique y en su interior se venera la imagen de un Crucificado. En 1801 D. Pedro Romero la amplió con un atrio cubierto con el fin de aumentar su capacidad para las Funciones y las Misas que allí se celebraban.
En cuanto al exterior, destaca la sencillez de su fachada estando presidida por un campanario tringular cuya campana data del año 1966, siendo costeada por suscripción popular y bendecida por el párroco D. Antonio Gutiérrez Rodríguez con el nombre de Santa María de los Ángeles.
La Ermita del Calvario cuenta con un mirador anexo a la misma desde el cual se pueden divisar espléndidas vistas de Ubrique así como de la serranía en la que se enmarca.