La Plaza Cruz Herrera nace como consecuencia de las primeras viviendas a la espalda de la antigua línea fortificada y del edificio de la aduana, contaba con cinco barracones de madera que servía de tiendas de alimentación de la época.
En la actualidad, aislada de vehículos, bien soleada, es uno de los rincones de más soleras y plancenteros de La Línea de la Concepción.
Abundan los bares y pubs con terrazas, para tapear, comer, oír música, convirtiéndose en el punto de encuentro de muchos linenses.