Los escasos vestigios que aún se conservan de los restos de la antigua muralla de Arcos corresponden a la cerca amurallada de época almohade. La construcción estaba realizada en tabiya (mezcla formada por tierra, cal, piedra y agua) y aún pueden observarse las huellas de las agujas o cárceles que sujetaban los tableros que servían de moldes para su construcción.
La muralla conservada presenta diferentes espesores dependiendo de su ubicación, así, en las zonas de difícil acceso como las peñas, presenta un grosor menor que las ubicadas en las áreas más bajas o de paso.
El recinto amurallado contaba con tres puertas principales: la Puerta de Jerez (oeste), la Puerta de Carmona (norte) y la Puerta de Matrera (sureste), que es la única que se conserva.