Ubrique, antes de ser conocida por la artesanía de la piel, era famosa por sus aguas y sus numerosas fuentes. La mayoría nacen en rocas calizas, filtrándose el agua por ellas para formar balsas acumuladas de agua bajo tierra. En invierno, con las fuertes lluvias, estos manantiales revientan, pudiendo abastecer al pueblo de agua.


